Jodidas y deliciosas variaciones Goldberg
Odio a muerte a quien las toca
Por envidia
Como me gustaría en la soledad de una sala de dimensiones gigantescas
Deleitarme interpretando esa partitura una y otra vez
Con el eco natural que me ofreciera el vacío y la madera de suelos y techos
Las variaciones Golberg
Del maldito
Maldito por envidia
Bach
Si no hubiera existido Bach
Que hubiera sido de nosotros y nosotras
quizás no hubiera pasado nada
pero gracias por
Esa endiablada culebra melódica que se mueve a través de los compases
Con una delicadeza y una destreza demoníaca y bella
Que bien tuvo dormiría cada noche el conde Hermann Carl Von Keyserlingk
Cuando su clavicordista Johann Gottlieb Goldberg tocaba esa medicina para el
insomnio que le entregó Bach a cambio de una copa de oro
Y 500 tálero, poco pago para tamaña belleza.
Que envidia no saber mover los dedos encima del marfil bicolor
Para martillear cada compás de las 32 variaciones
envidia
Por no cerrar la tapa del piano con un suspiro de satisfacción y salir en silencio
Dejando el sonido suspendido en el aire hasta que las ondas se diluyan eternas.
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